Los pensamientos son energía eléctrica
Cada ser tiene un campo magnético (energía) y cuando esta no fluye correctamente, es cuando aparecen las enfermedades. Las emociones son una de las causas principales para que nuestro campo magnético no pierda su equilibrio.
Por ejemplo: Cuando hemos tenido experiencias muy dolorosas en nuestra vida, que nos han causado sufrimiento, estas emociones no se liberan y quedan atrapadas en nuestro cuerpo, y a la larga, causan dolores, enfermedades, depresión, entre otras condiciones.
Las neuronas tienen la capacidad de generar estímulos eléctricos, formando enlaces entre sí, dando lugar a la formación de enzimas y éstas a cadenas de aminoácidos y, dependiendo de su estructura química, dan origen a los neurotransmisores como serotonina, endorfinas, noradrenalina.
Cada vez que nuestro cerebro experimenta una emoción activa una red de neuronas que se interconectan; y cada vez que se vuelve a recordar y revivir la experiencia, volvemos a sentir la emoción de aquel momento, y una vez más se reafirma esa conexión. De este modo se crea un circuito entre pensamiento y emoción –pienso, siento; siento, pienso–; esto se arraiga tanto dentro de nosotros que llega a formar parte de nuestra personalidad. Por ejemplo, la gente se vuelve sistemáticamente amargada, neurótica, iracunda, inflexible, intolerante, etcétera, todos estos defectos del carácter originados por las experiencias que ha tenido a través de su vida. Además, influye el temperamento que se trae inscrito en el ADN.
Los traumas obedecen a este tipo de reacciones neuronales. Si una persona sufre una gran conmoción por algún acontecimiento que sorprende y afecta su vida significativamente, se quedará estacionada en ese estado mental, sufriendo las emociones correspondientes. Su vida se verá influenciada por esa desagradable y dolorosa experiencia.
En el terreno emocional no existe el pasado; podemos recordar una situación y cuando algún hecho en específico viene a nuestra mente, volveremos a sentir la misma sensación, el mismo grado de tensión y estrés emocional, que cuando el
acontecimiento ocurrió; por ejemplo, de agresión, de falta de amor, desprecio, humillación, etcétera, y se reafirman los sentimientos de enojo, resentimiento y otros, que siguen existiendo como si fueran actuales. Si conscientemente no logramos deshacernos y corregir esas emociones que nos atan, que nos impiden avanzar, pasaremos de una etapa de la vida a otra sobrellevando una carga emocional estancada en el consciente o en el subconsciente, que afectará nuestra vida presente y futura. Un efecto frecuente es la baja autoestima que afectará nuestro desempeño en la vida y que generalmente se asocia a desvalorización, frustración, miedo e inseguridad. De esta forma, vamos sumando los acontecimientos vividos a tal grado que la existencia se convierte en un ir y venir de conflictos que dan lugar a sensaciones, estados de ánimo cambiantes, que se pueden ver reflejados en personalidades de seres opacos, grises e infelices.
El Biomagnetismo Integrativo aborda este fenómeno desde un nuevo enfoque liberando emociones y equilibrando la energía espiritual para que el consultante encuentre las respuesta que está buscando.


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